Opinión

Lío y escándalo en Mestalla

El líder, el Real Madrid, se sobrepuso en Mestalla a un mal inicio y logró empatar (2-2) frente al Valencia  en un partido que terminó en escándalo. Vinicius,que soportó la enorme presión de la afición valencianista, despertó con dos goles a su equipo que comenzó jugando andando y casi rozó la victoria en el último instante.

Con los antecedentes de la temporada por los insultos racistas que recibió Vinicius de un sector de la afición del Valencia, el partido se anunciaba muy revuelto y  caliente. La sangre no llegó al río porque fue un partido muy competido y peleado aunque eso sí con mucha tensión. Y por si fuera poco, Gil Manzano el colegiado, con su inédito final, terminó de enfangar aún más el volcánico encuentro.

Al  colegiado  se le atragantó el silbato. La jugada va a ser el asunto deportivo de toda la semana. Va a traer cola por su imprudencia. Con empate (2-2) y en pleno descuento quedaba un ultimo córner, que iba a ser lo último según indicación del arbitro. Modric ejecuta el saque de esquina, la pelota sale rechazada, Gil Manzano no pitó dejó seguir. Brahim recoge el despeje centra a la cabeza de Bellingham,quizá ya con el balón volando, y marca lo que hubiese sido el 2-3 para el Real Madrid  pero el trencilla no le dio validez esgrimiendo que el partido había finalizado. Discusiones, tangana final, roja para Bellingham y principio de un escándalo del que se va hablar largo y tendido por el manejo  torpe de los tiempos de Gil Manzano. Si la jugada es continuación del saque de esquina no tiene que pitar, tienen que esperar su finalización.

Antes de ese gran lío por culpa del arbitro, el partido comenzó con pinturas de guerra por parte de los jugadores locales que estuvieron muy agresivos, comiéndole la tostada a un indolente Madrid que comenzó en carro mientras sus rival volaba por fuerza, energía e intensidad. Nada más comenzar el partido, el Valencia ya había hecho dos faltas a Rodrygo y Vinicius. Y en el minuto 3, Yaremchuk había visto tarjeta amarilla por un fuerte entrada a Tchouaméni.

Los de Ancelotti, jugaron un mal primer periodo lleno de errores  e imprecisiones. Habían salido con la idea de adormecer el partido y así bajar las pulsaciones de un choque que viene calentándose casi desde la temporada pasada. El Valencia, todo lo contrario,  salió sobreexcitado y con una fuerza descomunal. Vinicius era el centro de la repulsa a base de gritos, silbidos y de llamarle tonto cada vez que intervenía.. El brasileño supero la presión ambiental con dos goles, que curiosamente marcó en el área pequeña, actuando como delantero centro.

El partido era áspero y cargado de furia de un Valencia que mordía a su rival, que a su vez  se desenvolvía con una lentitud insultante. Luego en el segundo periodo se vio a otro Madrid. Pero antes, la torpeza madridista fue memorable regalando  dos goles al equipo de Baraja, en sendos fallos absurdos e incomprensibles para un equipo como el Real Madrid. En el 1-0, Vinicius  le robó un balón a Foulquier pero la perdió y el francés consiguió sacar un centro que le cayó a Canós que remató mal pero lo arregló de un cabezazo Hugo Duro,marcando el tanto en el minuto 27.

El Madrid seguía con las defensas muy bajas y de inmediato, regaló el segundo en una cesión absurda de Carvajal a Lunin  que resultó un pase a Yaremchuk que hizo el 2-0 en el minuto 30. Mestalla estalló de locura. El Madrid estaba en la lona. El único peligro del equipo de Ancelotti había sido un duro disparo de Valverde que rechazó Mamardashvili. Nada le salía al Madrid, que quiso manejar la tensión extrema del Valencia con el toque y con larguísimas posesiones que carecían de profundidad.

La suerte para el Real fue el gol estratégico de Vinicius en el tiempo de prolongación del primer tiempo, en el minuto 50 que le dio alas para lo que vendría después. En el único ataque decente,Carvajal logró centrar a media altura, nadie lo interceptó y Vinicius lo llevó a la red.

La segunda mitad comenzó no sólo con temporal meteorológico también con el del Real Madrid que encerró en su área al Valencia y comenzó a sentir la amenaza blanca,que vistió de morado. A Vinicius se le fue alto un remate y el meta Mamardashvili  salvó milagrosamente con el pie, un gol que parecía cantado de Bellingham tras preciso y precioso recorte. Baraja entendió que tocaban cambios e introdujo a Guillamón y Diego López, quien nada más entrar, dispuso de una gran oportunidad. Pero en esta ocasión el milagro le tocó a Lunin que evitó el gol con los pies.

Ancelotti, echó mano de su chistera y optó por dar entrada a Modric y Brahim por Kroos y Rodrygo. Se divisaba el empate que llegó en el minuto 75. Brahim, ese agitador incansable, envió un buen centro que Vinicius remató de cabeza en el área pequeña. Revisión larga de la jugada y gol legal. Al brasileño le sobraron esos gestos que no conducen  nada más que al odio.   Era otro partido.

El encuentro estaba en su momento más caliente  cuando llegó la desgraciada lesión, parece grave, de Diakhaby arrollado involuntariamente por Tchouaméni. Después el colegiado creyó ver penalti de Fran García, que había sustituido a Mendy, a Hugo Duro. El VAR, con razón, le corrigió.

Después pasó lo que pasó. Llegó el gran lío, el escándalo  que va a despertar pasiones y opiniones de todos los gustos, con la expulsión de Bellingahm por medio. Habemus polémica gorda por la torpeza de Gil Manzano que debió permitir la continuidad de la jugada.

Lo que parece después de todo, es  que hay liga tras el empate de Mestalla, donde ocurrió de todo tras un partido duro, áspero y exigente.

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