Opinión

Este Madrid no es el de las copas de Europa

El Real Madrid que empató (1-1) con el Leipzig en el Santiago Bernabéu (2-1) en el cómputo total de la eliminatoria, no fue el de las copas de Europa, más bien fue un arrendajo porque hizo un partido lamentable. Que digo lamentable, horroroso. El peor partido en muchos años que le he visto en Europa, al Real.

Se ha clasificado para los cuartos de final por la ventaja (0-1) que se trajo de Alemania, pero poco puede presumir. Sus paso por estos octavos de final ha sido malo de solemnidad. El Bernabéu silbó a su equipo antes de llegar al descanso, con eso se dice todo.

En ningún momento ha sido mejor que el Leipzig.Tanto aquí como allí, los alemanes fueron superiores. Si recuerdan, el Madrid salió bien parado gracias a la portentosa actuación del guardameta Lunin, que realizó hasta nueve grandes intervenciones.

En el Bernabéu, el cuadro alemán  también ha sido mejor que un triste y abúlico Madrid que ofreció su peor cara y que ha tenido  a la suerte como gran aliada y, hasta al arbitro. En el partido de ida con el discutido gol anulado al Leipzig y aquí, con la que pudo ser la expulsión de Vinicius que más tarde marcaría el 1-0.

El Real, entró al encuentro  como lo viene haciendo en los últimos partidos, dormido y sin ambición. Jugando con una lentitud desesperante, con balones al pié. Nadie se desmarcaba e intentaba el uno contra uno. Era un juego plano, previsible e impreciso. Como consecuencia de de esa indolente actitud, sufrió lo indecible ante un Leipzig que rozó la prórroga con un remate final de Dani Olmo que se fue al travesaño.

El conjunto teutón llevó al limite a los blancos, jugaron mejor y merecieron tener más suerte. Jugó con más empeño y sentido. Ante la nada madridista en los primeros 45 minutos, el Leipzig gozó de dos buenas ocasiones. Tiraron hasta seis veces, una de ellas a puerta que resolvió Lunin a tiro de Simons. Los alemanes volaban ante la desgana madridista que parecían empantanados en el barro. No tiraron ni una sola vez a puerta.

Encima a Ancelotti le dio un golpe de entrenador, dejó en el banquillo a Rodrygo y echó mano de cuatro centrocampistas en un 4-3-3, con Kroos de pivote retrasado para sacar la pelota, escoltado por Tchouaméni y Camavinga. Por delante, como delantero centro Bellingham con Valverde por la banda derecha y Vinicius por la izquierda. Con esta innovación táctica despistó a sus jugadores que en ningún momento vieron la luz.

En una palabra, Ancelotti con el cambio de esquema se equivocó. Con esta decisión, su equipo fue inoperante.Hacia muchos años que el Madrid no jugaba tan mal en Europa.   El guardameta alemán, fue un mero espectador casi situado en el centro del campo.  No se puede destacar a ningún jugador blanco. Todos estuvieron en el lado oscuro. Pero si alguien estuvo más perdido y hasta llegar al desastre, ese fue Tchouaméni.

Vinicius, fue un verso suelto que estuvo poco acertado y envuelto en discusiones. En una de ellas pudo ver tarjeta roja por un enganchón con Orban. El partido del Madrid estaba siendo decepcionante y de la grada se escaparon  pitidos de desaprobación.

Tras el descanso, entró Rodrygo por Camavinga y salieron algo diferentes aunque no mucho. El Leipzig seguía a lo suyo como martillo pilón. Lunin tuvo que intervenir a un disparo de Openda. El Madrid seguía seco de fútbol y de ideas. Y sobre el césped y la afición empezó a asomar la desesperación. Vinicius tuvo sus más y sus menos con Orban con el balón muy lejos y terminó tirándolo de un empujón que el colegiado dejó en tarjeta amarilla. Este altercado, pareció  espabilar un poco al Real. Vinicius y Rodrygo se animaron sobre la portería de Gulacsi, con algunas escaramuzas.

 En el minuto 65, en la única jugada limpia del Real Madrid llegó el 1-0. Contra llevada a cabo por Bellingham y pase a Vinicius que resolvió de colocado disparo.  El gol no soliviantó a los alemanes que entonces empezaron a jugar con más ímpetu. Tres minutos después,  en el 68 tras acoso y derribo sobre la portería de Lunin, llegó el gol de Orban.

Con el empate al Madrid le entró el temblor de piernas y al Bernabéu el miedo. El Leipzig,mientras tanto asediaba a su rival buscando la prórroga en el tiempo de prolongación. El español Olmo casi lo consigue  en el primer minuto del tiempo añadido, al mandar un balón al larguero. El Real Madrid está en cuartos de milagro, pero está.  Jugó con fuego y casi se quema.

  Si quiere seguir avanzando en su competición fetiche tendrá que mejorar mucho, pero que mucho. Dio la sensación, una vez más, que el conjunto blanco necesita verse con la soga al cuello para espabilar en Europa.

 

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