Opinión

Zidane o el triunfo de la sencillez

Confieso, apelando a mi sinceridad,, que cuando Zidane sustituyó a Rafa Benítez al frente del Real Madrid, tuve mis dudas en la conveniencia de que el francés fuese la solución para aquel Madrid tristón y cabizbajo en que lo  convirtió un desconocido Benítez, que no supo cogerle al aire al equipo blanco.
 Y tenía mis dudas, porque los antecedentes de Zidane como entrenador del Castilla hacían presagiar que tal vez llegaba demasiado pronto a dirigir a los pesos pesados del primer equipo. Desconfiaba de él más por su corta experiencia en los banquillos, que por sus cualidades que como jugador y hombre de fútbol,  son inmejorables. Porque sí hablamos de su condición de jugador, ahí es indiscutible. Zidane ha sido el mejor jugador del mundo de su época. A clase y elegancia no le ha ganado nadie. Parecía que jugaba con el frac puesto. Era una delicia verle jugar. Pero es que como persona es tan bueno o mejor que jugador. Los que hemos tenido la suerte de conocerlo, podemos dar fe.

   Por todas estas circunstancias y dada su bondad y hasta cierta timidez, pensé que tal vez no podría con el nido de vanidades que era el vestuario madridista. De alguna forma, todos pusimos en duda que quien había sido uno de los mejores jugadores de la historia, funcionara como entrenador. Hasta Florentino Pérez, su gran valedor, también llegó a tener sus dudas. Pero la situación era tan desesperada, que Florentino Pérez, apostó por él con todas las consecuencias. Y acertó, vaya que si acertó. Ha sido una de las mejores decisiones que ha tomado en su vida.
  Florentino acertó de lleno, y muchos nos equivocamos. Y valga por Dios que me alegro de haberme equivocado porque aprecio en todos los sentido a Zinedine Zidane.

   Zizou, con la sencillez como bandera, obró el milagro y transformó al abúlico Real Madrid, en un equipo con chispa que recobró la alegría y las ganas de volver a jugar al fútbol sin ningún tipo de ataduras.

   Nada más llegar no sólo se ganó al vestuario (todos le respetaban por lo que había sido) sino que les devolvió la sonrisa y la ilusión a un equipo que estaba abatido.
  Los jugadores, todos, admiraban a Zidane por lo que había significado en el mundo del fútbol y por su trayectoria: ganó todos los títulos habidos y por haber no sólo colectivamente sino también a título individual. Además de respetarle y en algunos casos  había  jugadores que  le idolatraban, le profesaban gran cariño y aprecio por su forma de ser y la sencillez que aportaba a todo lo que hacía. Zidane, era todo lo contrario que Benítez, que tenia al vestuario blanco aburrido con tanto tecnicismo y tanto fútbol informático.

  Zidane, no tenía experiencia pero sabía mejor que nadie cómo manejar un grupo de estrellas sin que hubiese fisuras. Con el técnico francés llego la alegría que inmediatamente se notó en el juego del  equipo que comenzó a emerger como el agua y a escalar posiciones hasta casi ser campeón de liga ( se quedó a un punto del Barcelona que llegó hasta sacarle 12 puntos); y lo que es más importante  consiguió la undécima Copa de Europa. Algo impensable tal y como estaba el equipo. Zidane, obró el milagro desde la sencillez y el sentido común.
  Zizou, como entrenador es exigente pero a la vez tiende la mano. Los jugadores le quieren, además de respetarle y admirarle.. Su innata timidez, la ha dejado a un lado para ofrecernos su sonrisa más sincera y su saber estar en las ruedas de prensa y entrevistas.
  Está desdramatizando  todo lo que rodea al Real Madrid. Aún recuerdo esa amplia sonrisa con Cristiano Ronaldo en la prórroga de la final de Champions contra el Atlético de Madrid. Ahí comprendí que el Real Madrid sería el campeón.

  Zidane, ha roto moldes, todos le quieren además de apreciarle y respetarle. Su estreno como entrenador de élite ha sido todo un éxito. Y, lo  que le queda....

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