Las apuestas destrozaron mi vida y casi me conducen a la muerte

Hoy reconoce que "si no tenía una apuesta en juego, empezaba a sentirme ansioso” y que "cuando sufría pérdidas, pensaba que tenía que recuperarlas lo más rápido posible y apostaba aún más dinero".

Cuando Jaime descubrió las ligas virtuales de futbol que daban la posibilidad de ganar algún premio o dinero extra a través de internet gracias a sus conocimientos deportivos, rápidamente se inscribió en varias junto a sus amigos, a las que dedicaba parte de su tiempo libre.

Después de varios años participando en estos divertidos juegos con mayor o menor éxito, Jaime, que es un nombre inventado ya que queremos proteger su intimidad y no perjudicarle, pues, en su trabajo no conocen de este problema, dio un paso más y entró de lleno en el mundo del juego en línea.

Los comienzos de la adicción al juego

Como sucede en la mayoría de los casos, una pequeña inversión y un golpe de suerte hicieron que Jaime ganara varios cientos de euros en cuestión de minutos. Para un estudiante recién graduado y con una economía bastante limitada, esto era una oportunidad que no podía dejar pasar sin aprovecharla. O eso creía él.

A partir de entonces, este hombre que acaba de cumplir ahora 33 años, empezó a aumentar el dinero que invertía en apuestas, llegando hasta unos cientos de euros semanales en partidos de futbol. A las pocas semanas, también apostaba ya a baloncesto y tenis. Y unos meses después le valía cualquier deporte que se cruzase en su camino, sin importar que no tuviera idea ni de las reglas ni de quienes eran los competidores.

Hoy reconoce que "si no tenía una apuesta en juego, empezaba a sentirme ansioso” y que "cuando sufría pérdidas, pensaba que tenía que recuperarlas lo más rápido posible y apostaba aún más dinero".

En sus peores momentos Jaime afirma que llegó a gastar entre 4.000 y 5.000 euros diarios que conseguía a través de préstamos, tarjetas de créditos y acumulando deudas personales de dudosa legalidad. En un par de años había perdido los pocos ahorros que tenía, había contratado créditos bancarios por un valor total de más de 100.000 euros, tenía al límite todas sus tarjetas de crédito y empezaba a tener problemas con prestamistas a los que no podía pagar.

El problema de la ludopatía

Un día de septiembre de 2021, presa del pánico ante la idea de contar la situación a su familia, Jaime salió de su habitación y se dirigió a una estación de tren cercana decidido a acabar con su vida. Envió una nota de suicidio por Twitter, lo que alertó a sus amigos e hizo que pudieran llamar a emergencias para tratar de evitarlo. "Luego me llevaron a un hospital y, después de unos días de ingreso en el área de problemas psiquiátricos, a un centro para el tratamiento de ludopatía en Madrid" nos explica. Desde entonces está en tratamiento para tratar de superar su adicción al juego y una depresión diagnosticada.

Jaime es uno de los miles de jóvenes que se han visto atraídos por las apuestas en nuestro país desde incluso antes de la entrada en vigor de la ley que legalizó el juego online en España. Y el número no para de crecer gracias a la generalización de las conexiones a internet y a la facilidad con la que es posible jugar desde cualquier smartphone.

Por fortuna, la población es cada día más consciente de los problemas que el juego puede acarrear y los centros especializados para su tratamiento también van aumentando en número. Pero la falta de regulación en la publicidad y el fácil acceso de cualquier persona, joven o no, a este tipo de juego rápido y agresivo, hace imposible que no sigan dándose centenares de casos a diario.

En cuanto a la legislación de su publicidad, ya hace años que se habla de la regulación, pero hasta ahora, tan sólo se han hecho estrictos algunos horarios, sin más. Por otro lado, las asociaciones de jugadores en rehabilitación se quejan del poco apoyo que reciben por parte de la administración.

¿Cuál es la solución para un adicto?

En primer lugar, es encontrar el apoyo de sus seres queridos. La ludopatía es una enfermedad muy dura que muchos confunden con un vicio y que piensan que pueden controlar. No es así, los enfermos de ludopatía, en la mayoría de los casos, no pueden controlarlo y necesitarán a otras personas que lo hagan por ellos.

Después, es muy importante limitar su acceso a dinero, ya sea en efectivo, cuentas bancarias, tarjetas, posibilidad de pedir créditos, etc. Esto, junto con una autoexclusión para evitar que pueda volver a jugar (al menos durante un tiempo ya que es revocable) y, si es posible, cortar cualquier acceso a internet que pueda tener, ya sea en casa, en el teléfono o en el trabajo, son los pasos más importantes a dar.

Y por supuesto, acudir a alguna asociación o especialistas en rehabilitación de jugadores, donde a través del tratamiento adecuado, terapias de ayuda mutua con otras personas en la misma situación y una organización de su vida, poco a poco, conseguirá salir del pozo.

Para finalizar, según explican los expertos, remarcar que un ludópata no se cura, sólo se rehabilita. El ser jugador compulsivo es una condición que se mantiene para toda la vida. Únicamente es posible controlarla si la propia persona está dispuesta a ello y pone todo de su parte.

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