La plaga de conejos está arrasando cultivos de cereal y secando leñosos en Castilla-La Mancha

La plaga de conejos está arrasando cultivos de cereal y secando leñosos en Castilla-La Mancha y el descontrol de poblaciones de caza mayor, como ya ocurrió en el Parque Nacional de Cabañeros, provoca grandes pérdidas agrarias.

En la zona de la mancha toledana, aunque extendidos por toda la comunidad autónoma, la proliferación de daños en los cultivos provocados por los conejos alcanza niveles insoportables.

Tras los daños sufridos por parcelas de cereal de invierno, muchas de las cuales han quedado totalmente arrasadas, y una vez concluida la cosecha de cereal, los daños en cultivos leñosos se acrecientan con el paso de los días.

Las plantaciones de viñedo en vaso están quedando como si fuera invierno: con su vegetación y producción totalmente arrasadas. En cuanto a las plantaciones de viñedo en espaldera, los conejos roen los troncos de las plantas, lo que acarrea para estas una muerte segura. Lo mismo ocurre en las plantaciones de almendro y pistacho, que aun con protectores en sus troncos, bien porque los conejos levantan estos protectores, o bien los tiran, están royendo los troncos de muchos árboles, acarreando una muerte segura para éstos. También se encuentran afectados los sistemas de riego por goteo, con gomas destrozadas al ser agujereadas por los conejos.

Esta situación, que se lleva repitiendo más de 10 años, está comprometiendo enormemente la viabilidad de muchas explotaciones, que ven como sus ingresos merman cada año, además del mayor gasto que supone proteger los cultivos frente a los conejos.

Una vez más se exige a la administración regional que abra los ojos a la realidad de los daños, y tome cartas en el asunto, para así intentar atajar esta plaga que estamos sufriendo, y no se escude en que se dan todos los permisos de caza solicitados, pues está demostrado que, aunque la caza es una actividad de gran ayuda, no está siendo suficiente para el control de la plaga, lo que queda demostrado con el incremento de los daños año a año.

Tal es la pasividad de la Administración, que cuando se solicitan permisos de caza por daños, no dan contestación en plazos de hasta 3 meses, cuando debe ser un trámite ágil, de una semana al máximo para controlar el daño de manera eficaz, así como retirar las tasas ya que no se trata de una actividad lúdica, si no de una acción para paliar un problema.

Por todo ello, desde el sindicato agrario La Unión de agricultores y ganaderos de Castilla- La Mancha se está llevando a cabo un estudio científico dirigido por especialistas, y a petición de los agricultores y ganaderos que sufren esta plaga de conejos, iniciativa a la que se están sumando ayuntamientos, cooperativas y asociaciones de agricultores, con la intención de demostrar a la Administración que el conejo que han liberado es un híbrido entre doméstico y conejo de monte. El resultado de estas sueltas ha sido que el conejo ya no vive en el monte, si no en el cultivo, tiene un mayor tamaño, es más voraz, no alcanzándose el objetivo de dar de comer al lince y provocando un enorme perjuicio al sector agrario, con la consiguiente erosión genética. Estas sueltas con conejo invasor, no autóctono han desplazado al conejo de monte, se han llevado a cabo con dinero público y debe ser enmendado.

Por todo ello la Administración debe compensar el daño causado a agricultores y ganaderos al haber permitido y no haber controlado la suelta de conejos con el conejo autóctono de monte.

Cabe destacar igualmente el creciente problema de los daños por otra fauna silvestre distinta a los conejos, como son corzos, ciervos, gamos, jabalíes y rebecos entre otros, que entran en las fincas dejando totalmente limpia la parcela. Es necesaria concienciación por parte de la administración ya que la sostenibilidad depende del equilibrio entre actividad humana y naturaleza, pero el descontrol de poblaciones silvestres está arruinando tanto a agricultores, como afectando la salud pública por transmisión de enfermedades como las Leishmaniosis, y diezmando las propias poblaciones de fauna silvestre en Parques Nacionales como ocurrió recientemente en el Parque Nacional de Cabañeros.

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