El Museo de Fotografía de Huete, dependiente de la FAP, acoge los rostros y miradas de Luis González, gracias a la Fundación Telefónica

La muestra reúne una selección de cincuenta y una piezas de uno de los grandes exponentes de la fotografía latinoamericana que se podrá ver hasta el 1 de junio

La Fundación Antonio Pérez, en sus salas del Museo de  Fotografía de Huete, presenta la exposición “Luis González Palma. Constelaciones de lo intangible”, una muestra sobre la obra de este artista guatemalteco, producida por Fundación Telefónica.

La exposición, que se podrá visitar hasta el 1 de junio de 2022, recorre parte de su producción desde la década de los años 80 hasta la actualidad y muestra el universo íntimo y enigmático del fotógrafo en una panorámica que aglutina cincuenta y una piezas.

A la inauguración de la exposición han asistido Francisco Javier Domenech Martínez, Alcalde de Huete; Fernando Romero González, Gloria Serrano Corpa, y Raquel Priego Isidro, concejales del ayuntamiento de Huete; Jesús Carrascosa, director de la Fundación Antonio Pérez;  Mónica Muñoz, Conservadora de la Fundación Antonio Pérez; Montse Puig, fundadora de Ediciones Anómalas; Maria Brancós, Jefe de exposiciones y colecciones de Fundación Telefónica; y el artista Luis González Palma.

Además, un grupo de alumnos del taller de fotografía de 3º de grado de la Facultad de BBAA de Cuenca, han tenido la oportunidad de dialogar con González Palma.

La muestra propone un acercamiento a uno de los grandes exponentes de la fotografía latinoamericana a través de un viaje circular por las constelaciones temáticas que orbitan alrededor de su obra. La exposición constituye una reflexión sobre la mirada, que interroga la historia y la condición humana mediante temas como la identidad y la memoria, la introspección y la intimidad, la reflexión sobre el poder y la representación de lo no visible. Además, plantea un recorrido paralelo por la historia del arte con menciones al barroco, la pintura prerrafaelita y las dos corrientes antagónicas que han marcado el arte latinoamericano durante el siglo XX: la figuración y la abstracción.

Según el comisario, Alejandro Castellote, el artista guatemalteco se sirve de “una sinfonía de soluciones formales que son un intento de darle cuerpo a los fantasmas que gobiernan las relaciones personales, las jerarquías religiosas, la política y la vida”. Así, sus imágenes se nutren de elementos tomados del lenguaje teatral y la imaginería católica, los códigos cinematográficos y recursos que provienen de la arquitectura, la danza, la música o las técnicas antiguas de la fotografía.

“Luis González Palma. Constelaciones de lo intangible” ya se ha podido ver en Espacio Fundación Telefónica de Madrid en el marco del festival PHotoEspaña, en el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC), en el Museo de la Universidad de Navarra (MUN), en el Centro Andaluz de la Fotografía en Almería, en la Sala de Exposiciones San Benito en Valladolid, en el Centro Cultural Memoria de Andalucía de CajaGranada Fundación, la sala Vimcorsa del Ayuntamiento de Córdoba y ahora en el Museo de Fotografía de Huete.

Las constelaciones de lo intangible de Luis González Palma

En su primera etapa, que se desarrolla a finales de los años 80, el artista tiene como objetivo entender la diversidad étnica y cultural latente en su país, con constantes menciones a su historia, a los documentos generados por el poder colonial y a la memoria colectiva.

 

Sus obras contienen numerosas referencias visuales e iconográficas configurando niveles de lectura e interpretación ambiguos y extremadamente sutiles. A través del rostro y la mirada, Palma explora aspectos inmateriales como el trauma, la pérdida, el dolor y el silencio, todos ellos sentimientos derivados de la violencia vivida en Guatemala durante más de cinco siglos.

Pocos creadores basados en la fotografía llevaron tan lejos las posibilidades y los límites del soporte fotográfico incorporando a su obra elementos de la pintura, la escritura o la escultura.

A partir de la década de los años 90 su obra transita por un camino que lo lleva de lo popular a lo íntimo. Comienza a concentrarse en la exploración de la memoria y de las obsesiones personales. Es lo que se podría identificar como una segunda etapa en la que el trabajo derivado del contexto sociopolítico es abandonado progresivamente para dar paso a una reflexión mucho más introspectiva.

En sus obras de 2002 a 2012, asuntos como la intimidad, la incomunicación, la frustración de la pasión amorosa, la angustia y el deseo insatisfecho inundan su trabajo. En este momento, muchas de sus obras dejan de lado el retrato para centrarse en los espacios y los objetos que sugieren y evocan metáforas del mundo emocional del artista: sillas en las que no se puede descansar, objetos que desprenden una sensación de amenaza, presencias ausentes o escenarios desolados. En su mayoría, imágenes ancladas en espacios irreales y fantásticos con ciertos ecos surrealistas y un marcado aspecto teatral.

En su última etapa, Palma experimenta con la abstracción interviniendo fotografías antiguas y nuevas, a través del uso de figuras geométricas y del color. Con la superposición de formas abstractas sobre imágenes figurativas aborda una vez más el análisis de la mirada.

Luis González Palma

Luis González Palma nació en Ciudad de Guatemala en 1957. Después de finalizar la carrera de Arquitectura su interés por el arte, la pintura y la fotografía le llevaron a formarse más intensamente en estos campos y a entrar en contacto con otros artistas guatemaltecos. En 1987 participó en la creación de Imaginaria, una galería que acogió en La Antigua a las voces disidentes del arte de su país. Más tarde, a finales de los años noventa, formó parte del grupo fundador de Colloquia, una iniciativa destinada al debate, la promoción y la difusión del arte contemporáneo en Guatemala. Tras varias estancias en Europa y a su regreso a Guatemala en 1998, se traslada en el año 2001 a Córdoba, Argentina, donde comienza a colaborar en varios proyectos con Graciela de Oliveira.

 Desde sus primeras exposiciones en Centroamérica, EE.UU. y Europa hasta la actualidad, su obra ha sido fundamental para entender la fotografía latinoamericana, especialmente durante los años 90, una década en la que se cuestionan los límites de lo fotográfico y adquieren especial relevancia las gramáticas mestizas, más atendidas hasta entonces por las artes plásticas. Entre sus innumerables muestras individuales destacan las celebradas en The Art Institute of Chicago, The Lannan Foundation, The Australian Centre fuere Photography, el Palacio de Bellas Artes de México, The Royal Festival Hall en Londres, el Palazzo Ducale di Genova, los Museos MACRO y Castagnino de Rosario, Argentina. También participó en numerosos festivales internacionales como el Photofest de Houston o Les Rencontres de Arles en Francia. Luis González Palma fue representante de su país en la 51ª Edición de la Bienal de Venecia.

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