Opinión

Con apuros y de rebote ganó España a Irán

España ganó 1-0 a Irán, y gracias, porque costó lo que no está escrito en un partido muy trabado que los iraníes llevaron a su terreno, con juego duro y muchas pérdidas de tiempo.

La selección española, en contra de lo previsto, las pasó canutas ante  una selección iraní muy limitada en lo técnico aunque bien en el aspecto físico.

En esta ocasión el combinado español no jugó bien, y todavía no he encontrado las razones del poco juego de los nuestros, porque el rival, Irán, solo puso pasión y fuerza física. Aspectos que fueron suficientes  para meternos el susto en el cuerpo.

Por lo que se está viendo en este Mundial de Rusia, no hay rival pequeño. El fútbol se va igualando y como se te ocurra menospreciar a ese rival, va y te hace un traje. Las sorpresas están a la orden del día.

La selección española, en la primera parte, fue incapaz de abrir el cerrojo de los iraníes, que a base de amontonar jugadores en su campo cerraron las líneas de pase de los jugadores españoles. El planteamiento ultradefensivo del equipo de Queiroz bloqueó a los de Fernando Hierro. España  lo pasó muy mal  comportándose  como un colectivo nervioso, desesperado y bloqueado. Irán, hacia su juego a base de dureza, pérdida de tiempo y con una férrea defensa que en la primera parte le dio sus frutos, con ese 5-4-1 de Queiroz, que fue incapaz de perforar el equipo español.  El encuentro parecía un partido de frontón: España atacaba una y otra vez, pero sin ingenio y sin chispa. Mucho toque-toque, pero muy poca profundidad, e Irán era un muro. 

Lo mejor para la selección española, fue el resultado (1-0) y el hecho de seguir viva en la competición. Igual que les  está pasando a la mayoría de las selecciones en este Mundial de las sorpresas, pasó su día de angustia. Sobrevivió como pudo para sumar una victoria  imprescindible para meterse en los octavos de final. Consiguió un triunfo que le acerca a la siguiente ronda y le coloca en la misma situación que a Portugal. Ambas selecciones  dependen de sí mismas para liderar el grupo B: si en sus dos próximos partidos los dos ganan, quedará primera la selección que más marque. Por detrás esperará Irán a la que una sorpresa ante Portugal le metería en octavos de final.

Al descanso, las caras de los jugadores y cuerpo técnico eran un poema.  Todos fueron  a recriminar al árbitro principal y al cuarto la actitud de los jugadores iraníes que se hartaron de perder tiempo ante las narices del colegiado uruguayo. La verdad que Irán, en esa primera parte jugo a todo menos al fútbol. Queiroz los aleccionó muy bien: Objetivo desquiciar  a la selección española, presa de un ataque de nervios totalmente injustificados.

Tal vez esos nervios derivaron de la poca productividad que tuvo la Roja, que pese  haber tenido una posesión del más del 73% y dado más de 399 pases, apenas crearon situaciones de peligro. Un remate de Silva fue lo único peligroso de España en los primeros 45 minutos.

En la segunda parte, la selección ya salió con la mente más limpia y ofreció  mejores prestaciones. Bastó un rebote para que todo cambiase. Fue en una acción afortunada donde Diego Costa  pudo abrir el férreo planteamiento defensivo de Carlos Queiroz.

Tras muchos minutos de un dominio estéril  y asedio sin mucho sentido, un rechazo en la tibia de Diego Costa consiguió batir al meta iraní y alcanzar un triunfo necesario.

Todos creíamos que tras el 1-0, ya todo sería coser y cantar  para nuestra selección. Nada más lejos de la realidad. El gol liberó y durmió a una España que se vio  con el susto en el cuerpo ante la espera del VAR que anuló un gol de Irán por fuera de juego. No fue el único susto para los de Hierro, que se quedó sin aire cuando Azmoun remató de cabeza a un palmo de De Gea. Se le fue arriba.

Fernando Hierro, en esta ocasión introdujo dos cambies respecto al primer partido. Entraron Carvajal por Nacho y Lucas Vázquez por Koke. Con estos cambios hay que decir que no se mejoró respecto al partido contra Portugal. Lucas le quitó el puesto a Koke, probablemente el mejor jugador del primer partido en el centro del campo; y Carvajal que reaparecía después de su lesión en la final de la Champions, no hizo olvidar a Nacho.

Sea como fuere, con uno o sin el otro, el caso es que España no ofreció su mejor versión, ni fue capaz de encontrar la senda del buen juego. Sea por los nervios, sea por el planteamiento ultra-defensivo de los iraníes, la verdad  es que España nunca fue consciente de la superioridad que tenía sobre Irán, que no defraudó porque jugó a lo que sabe.

Nosotros sí defraudamos. Nadie sobresalió especialmente, salvo Isco que se ha convertido en el líder de la actual selección española.

Sin gracia y con apuros, pero España ya tiene la clasificación en la mano. Un simple empate ante la ya eliminada Marruecos, el próximo lunes día 25, le clasifica para la siguiente ronda.

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