Opinión

Buena estaba (España) y se murió

La buena España que ganó el Mundial en el 2010; La Eurocopa del 2012 y que se clasificó brillantemente para el Mundial de Rusia,  murió  en Moscú al caer eliminada en la tanda de penaltis ante Rusia tras concluir con empate (1-1) los 90 minutos reglamentarios, y después  de no ser capaz de resolver la eliminatoria en la posterior prórroga.

El encuentro fue de bostezo permanente. Rusia por su anti-fútbol y España por sus mil pases que no le llevaron a ningún sitio.

De alguna forma la selección española perdió por su impotencia e incapacidad, sobre todo en ataque. Ante Rusia se jugó, probablemente, el peor partido de los últimos 30 años. Se jugó andando, con abuso de pases sin sentido  al compañero y con mucho pase atrás, y solo un tiro a puerta en 120 minutos. Tengo la sensación que una estupenda generación de futbolistas que nos llevó a lo más alto, murió en Moscú. El equipo español ha retrocedido en el tiempo. Vuelve a ser la de antes..

España, tras este fracaso, está pendiente de una revolución. Hay que  ser capaz de asimilar que el tiempo ya pasó. A la selección le toca olvidar el pasado, que fue muy hermoso, pero que  ya pasó. Hay que volver a la realidad. Se impone un cambio, una revolución.

Si hubiese sido por puntos, hubiésemos ganado el partido pero el fútbol son goles y no buenas razones. Y sinceramente, la selección española jugó  un mal partido. Aunque peor jugó Rusia, que solo se defendió, renunciando desde el minuto uno a jugar al fútbol. Dejando todo a la suerte de los penaltis, que en este caso le fue favorable. Todos sus tiradores acertaron y por España fallaron Koke y Iago Aspas.

 La selección española  abandona en los octavos de final el Mundial de Rusia y sigue maldita en sus enfrentamientos con las selecciones anfitrionas, a las que nunca ha vencido en competición internacional. Tampoco nunca antes una selección como la rusa, rayando la mediocridad y con tan poco fútbol, se clasificó para los cuartos de final.

Por esto da rabia que España permitiese sobrevivir a un equipo infinitamente inferior, como el ruso. En esta ocasión, faltaron muchas cosas. Además de fútbol, faltó alma,  chispa y ese punto de fuerza y frescura que nunca apareció.  Sobre los campos de Rusia, ningún jugador español estuvo a la altura. No hubo un jugador que marcase las diferencias. El único que dio la talla fue Isco, que llegó al último encuentro agotado, sin oxígeno. Al igual que toda la selección española

A pesar de ponerse por delante en el marcador con gol en propia puerta de Ignashevich con la colaboración de Sergio Ramos, España desplegó un juego lento, previsible, con mucha posesión pero que no generaba ningún peligro. Rusia tenía un plan, defenderse a toda costa, tratar de coger alguna contra y esperar a la ruleta rusa de los penaltis, que le fue fiel…. Y así lo hizo, y se mete en los cuartos de final.

Poco ante de llegar al descanso el equipo anfitrión se benefició por un penalti absurdo de Piqué para igualar el marcador. Con empate (1-1) se llegó al descanso, un resultado que se mantuvo durante todo el segundo periodo y en la prórroga. España, en un monólogo absurdo y sin ninguna relevancia,  siguió controlando el balón, pero no supo acercarse con peligro a la portería de Akinfeev, que se convertiría en el protagonista en la tanda de penaltis al detener los lanzamientos de Koke y Aspas.

Fallaron estos dos jugadores, pero es que antes falló todo el equipo nacional español. Nunca debió ir a la lotería de las penas máximas ante la nadería del equipo ruso que solo supo defenderse despreciando el fútbol y practicando un cerrojo descomunal y vergonzoso.

El otro equipo español, el de antes, hubiese  despachado a los rusos en un santiamén. Pero la España de ahora, no estuvo bien, estuvo lenta, parsimoniosa con mucho juego horizontal y poca verticalidad. Y por si fuera poco, le faltó imaginación en los metros finales.

A Fernando Hierro no se le puede culpar de nada. Todo se le vino encima y no tuvo más remedio que coger el toro por los cuernos tras la semana compulsiva del comienzo del Mundial. Más allá del resultado final, Hierro, tras las críticas por el pobre juego desplegado frente a Marruecos, metió el bisturí y se llevó por delante a Carvajal, Thiago, y sorprendentemente a Iniesta, que al igual que en su día pasase con Xavi en el Mundial de Brasil, quedó señalado. Sentar a Andrés Iniesta fue como indicar que el tiempo pasado, que fue el mejor, se apagó definitivamente.

Este mundial y el hecho de caer eliminados,ha demostrado que ya apenas queda nada de la gran selección española. Hay que asimilarlo así y cuanto antes lo asuman los protagonistas, mejor.

Parecía que gozábamos de buena salud, pero de un síncope murió España en Moscú. Buena estaba y se murió…

Me causó dolor y pena ver llorar a Sergio Ramos, Jordi Alba y a casi todos, pero el nefasto final es el producto de una nefasta gestión.

Es hora de ponerse a reflexionar con tranquilidad. El problema no es pequeño porque el presidente de la Federación es un recién llegado, sin experiencia; no hay técnico (Hierro ha sido un paréntesis) e Iniesta emprende el camino sin retorno de Japón. El asunto tiene su miga.

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