Así sí, así es como se debe despedir a las leyendas. Imposible no emocionarse con la que le tributó y el gran homenaje que le dio el Bernabéu a todo un genio del fútbol, Toni Kroos,que jugó su último partido con el Real Madrid en el Santiago Bernabéu.
El ya mítico Kroos, terminó emocionado y con lágrima a flor de piel, abrazado a sus hijos y de forma simbólica a todo un estadio que se rindió al jugador al finalizar su concurso en el partido frente al Betis, partido que finalizó con empate (0-0).
Fue en el minuto 85, después de pedir el propio Kroos lanzar una falta y sacar el posterior saque de esquina, cuando Ancelotti había previsto sustituirle para que recibiese la ovación de la grada. Fue en ese momento cuando comenzó el ritual del adiós: se quitó el brazalete de capitán que le había cedido Nacho y se lo colocó a Modric, su inseparable socio en el centro del campo, el último que seguirá en el Real Madrid de aquel trio triunfante que formaron junto a Casemiro.
No pudo despedirse con victoria porque el Betis lleno de suplentes fue muy buen adversario al que anularon dos goles, que jugó mejor que el Madrid. Si alguien mereció el triunfo ese fue el cuadro andaluz que tuvo en su guardameta Vieites y en Ayoze a sus mejores jugadores.
El encuentro la verdad tuvo poco color. No fue un partido al uso, dada su intrascendencia, con la liga ya celebrada y con la mente puesta en Wembley. El Betis jugó con más sentido y más ambición, mientras que el Madrid,ante lo que se le avecina, jugó con el freno de mano echado.
Fue un partido eso sí, muy emotivo porque en el cierre de la liga en el Bernabéu se despidió a uno de sus mitos, al centrocampista perfecto, el que no falla ni un pase y que lleva un compás en el pie, Toni Kroos, que pone punto final a una etapa de diez años llena de gloria y de brillo. Solo le falta poner el colofón final, con la Champions del próximo sábado.
El Santiago Bernabéu se llenó para decirle a Toni que siempre lo querrá como a uno de los suyos. Así se lo hizo ver desde el calentamiento hasta el suspiro final. Hubo lágrimas de muchos aficionados y tristeza en otros porque ya no verán por Chamartin sus pases milimétricos, su elegancia y perfección a la hora mandar la pelota al lugar que él quiere y que la jugada precisa. De sus botas ya no saldrán esos movimientos cartográficos que embellecen la pelota y al juego.
En sus diez años en el Madrid, nadie ha gobernado los partidos como Toni Kroos. Lo suyo ha sido el arte de hacer fácil lo más difícil. Pero, aún le queda el último baile. Ese será en Londres, el próximo sábado a partir de las 21 horas.
Fuese por ese partido tan trascendental de próximo sábado, el caso es que el ensayo general de la final de Wembley salió un tanto descafeinado El once que alineó Ancelotti frente al Betis, será el equipo titular en tierras londinenses. Está todo demasiado cerca para arriesgarse en un golpe que te pueda dejar fuera del partido del año. Por este motivo, el Real Madrid jugó con muchas precauciones. Todo lo contrario que el Betis, que jugó con mucha más energía y que fue hasta elegante, haciendo el pasillo al campeón y al homenajeado, Kroos. Después también lo fue haciendo un buen partido, y gustándose en el estadio madridista.
El Real, tuvo dos buenas ocasiones, ambas de Vinicius. La primera, al aprovechar una salida defectuosa del Betis que le detuvo con una buena intervención el guardameta Vieites y después Sokratis bajo palos, a Mendy. La más clara, fue un taconazo del propio Vinicius a pase de Rodrygo, que salvó el buen portero bético.
El que marcó fue el Betis, al rematar Jhonny Cardoso un despeje defectuoso de Courtois, que el colegiado anuló por la uña de un pie. Si, arrancó en fuera de juego y como parece que interfería en la jugada, Díaz de Mera lo anuló. Nos estamos cargando el fútbol. En esta liga se han dado goles idénticos como válidos. No lo puedo entender. Menos mal, que no había nada en juego.
Al Madrid le faltaba la tensión que le sobraba al Betis que en la segunda parte subió un punto más de intensidad y que gozó de dos buenas ocasiones que evitó con dos grandes intervenciones Courtois, que poco después sería sustituido por Kepa, que también se despidió del Bernabéu.
El partido, en lo deportivo, tuvo poca historia. Sirvió para que Ancelotti diese a su once de gala el último entrenamiento con un rival enfrente, antes de Wembley. Activó a todos con la orden de riesgo cero. Fue un ensayo general sin sustos ni sobresaltos. A la vez que fue muy detallista con los cambios: sacó a Kepa para despedirse, tal vez también a Nacho y luego dejó que Kroos y Modric jugasen juntos por última vez en el Bernabéu.
Fue después, en el minuto 85 cuando se mostró el cartel luminoso con el número 8. Ceballos entró por Toni Kroos. El partido se paró. Todo el estadio entonces, se puso en pie para despedir a toda una leyenda. El alemán se abrazó a Ancelotti, a todos los que estaban en el banquillo y luego a sus tres hijos que estaban a lágrima viva, y a su esposa. Toni, ya no pudo más y rompió a llorar con el abrazo de sus pequeños: “He estado bastante fuerte hasta este momento, pero mis hijos me han matado”, confesó después.
La emoción le embargó y con los ojos enriquecidos terminó despidiéndose de un estadio que le cantó durante varios minutos:”Te quiero Toni Kroos,te quiero Toni Kroos.
La afición blanca lloró por la retirada de un futbolista irrepetible. Así se despide a las leyendas.