Opinión

La fe mueve montañas

El Real Madrid  evitó la debacle en la Champions sobre la bocina en su partido frente al Borussia Moenchengladbach. Perdía por 2-0 a falta de seis minutos con los tantos de Marcus Thuram. Todo estaba abocado a un desastre en este inicio de la copa de Europa. Pero, la fe de un jugador, Casemiro, acompañado por todos sus compañeros salvaron un punto en el último instante con ese empate (2-2) final.

 Casemiro fue el estandarte de esa reacción agónica. En el 93 lograba el tanto del empate, y en el 87 en la misma raya de la línea  de fondo sirvió de cabeza para que Benzema acortase distancias.

El brasileño, en esta ocasión fue quien tiró de épica para que el Real Madrid abrigue esperanzas, en esta fase de grupos de la Champions Ligue. Algo, que por momentos parecía una quimera.

Los de Zidane no merecían esa derrota que campeaba en los últimos minutos del encuentro frente al equipo alemán que   en dos llegadas a la contra, encontraron el gol por dos veces. Los dos tantos los firmó Marcus Thuram, el hijo del central internacional de La selección francesa que fue campeona del Mundo en el 1998, formando equipo junto a Zidane,   y que jugó sus últimos años en el Barcelona.

El delantero, todo fuerza y potencia, se aprovechó de dos errores defensivos. El primero, en la falta de marca de Lucas Vázquez, y en el segundo por el desorden y falta de colocación de los centrales blancos y el despiste de Mendy. Ese 2-0 era demasiado premio para lo poco que estaba haciendo el Borussia, que eso sí, se defendía muy bien ante la falta de mordiente atacante de su rival.

El Madrid, que salió con el mismo equipo que conquistó el Camp Nou, con la incorporación de Lucas Vázquez por el lesionado Nacho, había recibido un castigo demasiado duro pero más por sus defectos que por virtudes de los alemanes. Los de Zidane dominaron el tempo del partido, la posesión y las llegadas al área contraria, pero les faltaba  claridad y arañar la red, que a la postre es de lo que se trata en este negocio del fútbol.  El Madrid  estaba jugando bien, jugaba con ritmo, con muchas variantes y seriedad defensiva, aunque sin pólvora y sin esa mala leche que hay que tener cuando se está en el área rival. Solo hubo un disparo de cierto peligro durante toda la primera parte. Kroos con un disparo frontal nos presentó a Sommer, el guardameta de los alemanes.

 Al Madrid, como en otras tantas veces, le faltaba pegada, su gran problema desde que se fue Cristiano Ronaldo. Le faltaba colmillo de cara al gol pero no le faltó orgullo. Creyeron hasta el final poniendo cerco a la portería alemana a la que sometieron en a un auténtico bombardeo de balones por tierra, mar y aire. Y Tanto fue el cántaro a la fuente.., que al final llegaron esos dos goles que le da vida en esta fase de la Champions. No solo por el punto logrado, sino por los dos que le ha quitado al Borussia. También ha ayudado el empate (0-0) entre Shaktar y el Inter de Milán.

Se salvó el Madrid gracias a esas especie de épica que antes era una constante  y ahora es ocasional en los blancos. El que llamó a rebato fue Casemiro y después le siguieron todos los demás hasta conseguir un empate que a todas luces parecía impensable. La fe muchas veces mueve montañas.

Aunque el empate, por las circunstancias suene a gloria, es para preocuparse. Extraña que el Madrid esté sufriendo tanto en la competición en la que es el Rey. El Borussia, sin grandes alardes consiguió dos goles en sendas llegadas y en una tercera estuvieron a punto de lograr el 3-0, Courtois  lo evitó.

Al Madrid hay que exigirle  más, no jugó mal, pero así no puede seguir por Europa. De nada le sirvió la buena primera media hora para hacer daño al Borussia. Fue tanta la falta de efectividad que no fueron capaces de concretar su dominio ante un rival ordenado y bien plantado sobre el terreno de juego. Este es el mayor problema del equipo de Zidane, que no sabe romper las líneas de sus rivales cuando se defienden con orden y eficacia. Algo que se vio contra el Cádiz y también contra el Shaktar.  En Alemania, sucedió más de lo mismo.  Juego muy previsible y nada de desborde en lo colectivo y en acciones individuales.

Por esta razón y tal vez llevado por la desesperación, Zidane echó mano de Hazard – ( ¡por fin volvió!) y de Modric para que jugarán los últimos 20 minutos. El belga, estuvo bien  dando más claridad al ataque madridista y creando más peligro. Hazard, en el tiempo que estuvo hizo más que Vinicius durante todo el partido. El brasileño lleva unos partidos en plan intrascendente. Otro, que tuvo una noche gris fue Mendy. En cambio Lucas Vázquez volvió a estar a un gran nivel, trabajando a destajo. Al igual que Valverde. Pero el auténtico protagonista del encuentro y de la reacción blanca fue, Casemiro que con su empuje arregló el resultado.

Sin mucho orden pero con orgullo y a lo loco, el Real Madrid salvó la cabeza en Europa y ahora depende de sí mismo para clasificarse como primero o segundo del grupo. El que no se consuela es porque no quiere.

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