Opinión

Lo del Real Madrid es la historia interminable

Así es, el Madrid otra vez, como ya hiciese en las noches mágicas de 2022 volvió a remontar en apenas tres minutos con dos goles de Joselu después de ir por detrás en el marcador en medio del delirio colectivo del Santiago Bernabéu que volvió a vivir una noche inolvidable de Champions, con el triunfo de los suyos por (2-1). Otra noche de remontadas.

Fue otra noche para enmarcar, esta si cabe más grande porque cayó el gran enemigo europeo del Real Madrid, el Bayern Munich viejo jerarca y un auténtico animal competitivo que con el marcador a favor quiso dormir el partido y no lo consiguió ante el torbellino en  que se convierte el Madrid cuando se trata de jugar los últimos minutos.  Esos que juega, como nadie.

De poco importó que enfrente estuviese Tuchel, el técnico del Bayern, que ya conocía como se las gasta el Madrid en noches como esta, cuando entrenaba hace dos años al Chelsea. Esta vez fue la noche de ese modesto jugador cedido por el Espanyol llamado Joselu, el héroe inesperado que nunca va a olvidar la noche en la que con sus dos goles, minuto 88 y 90, clasificó al Real Madrid para la final de Wembley, el próximo 1 de junio, la sexta en los últimos once años, y donde le espera el Borussia de Dortmund.

Fue un partidazo con mayúsculas  entre los dos clásicos de Europa que lucharon hasta la extenuación en pos del objetivo marcado, que no era otro que conseguir el pase a la gran final. El Madrid, compareció desde el inicio pisando el acelerador pero eso sí, con cierta cautela ante el peligro que siempre acecha con los alemanes. No obstante,  el equipo blanco salió  con mucha intensidad,algo que le había reclamado Ancelotti. Bellingham, Vinicius y Rodrygo presionaban muy arriba teniendo las espaldas cubiertas con Valverde y Tchouameni que barrían todo que  les sobraba a los bávaros. El Madrid, robaba y tocaba con rapidez con muy buenas aperturas a  ambas bandas, muy bien  teledirigidas por Kroos, que siempre encontraba en buenas posiciones tanto a Vinicius como a Carvajal. El lateral  siempre tan incisivo, cruzó un balón al  que no llegó por un dedo  Rodrygo, en una buena ocasión. Poco después, el mismo Carvajal, encontró a Vinicius mediante un caño. El brasileño se giró y tiró al palo. El rechace lo recogió Rodrygo que volvió disparar, pero Neuer que volvió a ser el de las grandes noches, evitó lo que parecía ser gol.

 El Madrid estaba dominando al Bayern con una buena dosis de intensidad, tanto en defensa como en ataque aunque los alemanes siempre como quien no quiere la cosa, estaban ahí al acecho. Gnabry, tuvo una buena  oportunidad que él mismo desbarató. No fue su noche, porque a la media hora salía por lesión y era Alfhonso Davies quien se incorporaba al partido. Un Davies, mitad defensa y mitad extremo y con una velocidad endiablada. A punto estuvo de aguarle la fiesta al que parece que será su equipo la próxima temporada, el Real Madrid.

 La nueva incorporación de los alemanes coincidió con un gran disparo de Harry Kane que Lunin, en una gran estirada desvió a córner con la punta de su guante derecho. A pesar de los escarceos de los alemanes, el Madrid era mucho más ambicioso, sin duda alguna, hechizado por el imperial recibimiento que tuvo en la Plaza de los Sagrados Corazones por la afición blanca que los vistió de euforia.

Aunque el que  mandaba era el Madrid, lo hacía con cierta cautela frente al conjunto bávaro, muy amigo de las emboscadas. Vinicius, siempre rebelde, era quien rompía ese clima de prudencia. Al filo del descanso a punto estuvo de sorprender a Neuer que adivino un chut que llevaba veneno.

Con 0-0 se llegó al descanso en medio de mucha tensión y donde el Madrid le estaba poniendo más pimienta que el Bayern. Todo estaba transcurriendo con cierto equilibrio. Hasta que apareció Vinicius que durante toda la segunda parte, fue el agitador que su equipo necesitaba. Con él, llegó la avalancha y el poner cerco al área teutona. Fue el brasileño, quien levantó aún más al Bernabéu con sus infernales internadas por la banda izquierda, Kimmich aún le está buscando.  Percutía una y otra vez. Era todo un espectáculo verle moverse entre lineas y como sorteaba rivales, pero no tenían finalización por parte de sus compañeros. Valverde no llegó por poco a un pase atrás. A otro centro suyo, tras irse de Kimmich y De Ligt, llegó a Rodrygo cuyo remate cruzado casi salió rozando el palo. Y Neuer  despejó un tiro de Vinicius que acababa de superar a tres contrarios, en otra jugada individual de auténtico genio. Era puro show.

El Bayern estaba siendo sometido por un hambriento Real, pero el Bayern, lo lleva en la sangre por eso es leyenda,aguantaba y resistía. Estaba pasándolo mal los alemanes.  En esas estaban  cuando un balón lejano le llegó a Davies, entró en el área y conectó un tremendo  derechazo que fue imparable para Lunin. Era el minuto 68 y el Bayern ganaba 0-1 (2-3) en la eliminatoria.

El Madrid estaba contra las cuerdas. Reaccionó encorajinado y respondió al instante pero el autogol de Davies fue anulado por falta previa de Nacho a Kimmich. Falta que existió.

Tuchel, el técnico muniqués, entonces, escarmentado como estaba por lo del Chelsea,  se volvió conservador metiendo a un tercer central para parar la hemorragia de juego que estaba ocasionando Vinicius. Pero ni con esas. Ya saben que el Real Madrid nunca se rinde. Le quedaba la última bala. Se la regaló Neuer, que después de la gran noche que estaba teniendo, se convirtió en maldito. Rechazó un balón a un tiro sencillo de Vinicius y ahí estaba Joselu para lograr el empate (1-1). La locura se desató en el Bernabéu.

Dos minutos después, con el Real que estaba en trance al igual que todo el estadio, conseguía el tanto de la Victoria (2-1).  De nuevo Joselu, en su posición de nueve, cazó un centro de Rüdiger y lo introdujo en la red alemana.  El linear lo anuló por fuera de juego pero después el VAR lo valido. Fue  el éxtasis  más absoluto.

Ya al final, De Ligt anotó lo que hubiese sido el empate, pero lo hizo un segundo después de que sonara el silbato del colegiado al señalar el linea un fuera de juego dudoso que termina en el gol que Lunin dejó pasar, al escuchar el pitido.

Esta discutida jugada en la que se van agarrar los alemanes, no empaña  lo que ha sido otra noche grande en el Bernabéu, donde el Madrid  fue mejor que su rival por la sencilla razón, que creyó en sí mismo y que volvió hacer de los últimos minutos algo mágico. Esto solo lo sabe hacer el Real Madrid, que vuelve a estar en otra final. Jugará su 18ª final de Copa de Europa contra el Borussia Dortmund.

Otra vez, sucedió. Lo volvió hacer.

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