El Real Madrid, ha dado un gran paso,no definitivo, para meterse en las semifinales de la Champions al vencer por 2-0 al Chelsea, en el Santiago Bernabéu que volvió a vivir la emoción de una nueva noche europea, arropando a su equipo que en esta ocasión jugó con más inteligencia que corazón. No tenía que remontar y se impuso jugar más con la cabeza que con las emociones. Le Salió bien, porque se impuso a un Chelsea muy desmadejado al que derrotó con gran solidez.
Deja el pase a las semifinales muy encarrilado, más por las sensaciones de juego que dejó durante todo el partido que por el marcador, que pudo ser más amplio. Pero sin duda, es un muy buen resultado, pero insisto,algo corto.
El Chelsea, es peor que el de la temporada pasada. Es el mismo equipo que ya había estado en el Bernabéu, curiosamente, un 12 de abril del pasado año disputando los cuartos de final, como ahora. Pero está a años luz de aquel conjunto que colocó al Madrid al borde de la eliminación pese haber ganado en Londres por 1-3. Llegó a ponerse con un 0-3 que dejaba a los blancos en la lona. Pero ya conocen la historia, después llegó la remontada.
Este Chelsea nada tiene que ver con aquel. Se han gastado más de 500 millones en refuerzos, han pasado hasta dos entrenadores (Tuchel y Potter), han rescatado a Lampard, y todo sigue igual, está perdido y anda en el limbo.
Lampard, su nuevo técnico, a sabiendas de lo que le esperaba en el Bernabéu optó por jugar con tres centrales, metiendo en medio al convaleciente Thiago Silva a costa de sacrificar al alemán Havertz, su delantero más goleador.
Ancelotti, no engañó a nadie Salió con su once de gala, con Camavinga como lateral izquierdo posición que particularmente no es la mejor para un jugador que su puesto está e el centro del campo, haciendo la labor que hacía Casemiro y creo que es donde mejor rinde. Pero doctores tienen la iglesia para que venga a corregir a Ancelotti.
Vistas las alineaciones, uno para aguantar, el Chelsea; y otro para dominar, el Madrid. La lógica se impuso, vimos a un equipo blanco volcado al ataque y a los ingleses, encogidos aunque con la defensa muy adelantada a la caza de alguna contra. Dos tuvo el Chelsea en los primeros tres minutos,las dos partieron del infatigable Kanté y las dos no las pudo finalizar el frío Joao Félix, que nada dijo en Chamartin.
Los dos contragolpes, llegaron en dos pérdidas de Modric que comenzó el encuentro muy frío para ir calentándose con el paso de los minutos.
El Real Madrid, tardo un cuarto de hora en entrar de lleno al partido y cuando entró lo hizo sin la desesperación del año pasado, pero con entereza y sabiendo a lo que tenía que jugar. Entonces, puso cerco a la portería de Kepa, buscando las grietas con paciencia y determinación. Vinicius, Rodrygo y Benzema empezaron a aparecer bajo el mando de Valverde que barría con todo lo que pasaba por su lado y que el Bernabéu coreó su nombre después de su puñetazo a Baena, el pasado sábado. El uruguayo lo agradeció siendo de lo mejorcito del partido.
Algo se estaba tramando porque el balón estaba siempre alrededor del área inglesa que ya dejó de aparecer y solo aguantaba. El Madrid robaba y robaba tanto en el centro del campo como al borde de los dominios del Chelsea. Y llegó lo que tenía que llegar, el gol. Minuto 21, Carvajal (que ha mejorado) dio un buen pase al centro del área, lo remató Vinicius con la punta de la bota, Kepa lo despejó pero ahí estaba Benzema para marcar el 1-0. Apenas, dos minutos después, como el Madrid de antaño en su versión ganadora, Courtois salvó un gol cantado a Sterling, en una gran intervención.
A pesar del susto, el Madrid no cambió el guión, y mucho menos Vinicius, que no entiende de pausas, intentándolo de todos los colores. Cada vez es más determinante este jugador que siempre que interviene ocurre algo. En una de sus correrías se llevó por delante a tres defensas, su remate picado, con Kepa ya vendido, lo sacó Thiago Silva de la línea.
El Madrid siguió y siguió trenzando jugadas,tal vez demasiado. Rondaba el gol, pero no llegaba. El Chelsea bastante hacía con aguantar. Con la poca ventaja de un gol se llegó al descanso.
En la reanudación siguió la misma tónica. El Real dominaba el área, inquietaba constantemente a través de Vinicius pero el marcador seguía sin moverse. El Chelsea aguantaba cómo podía, e incluso lo hizo con diez jugadores por expulsión de Chilwell que derribó a Rodrygo al borde del área, cuando se dirigía solo a la portería inglesa. Curiosamente, el Madrid bajó su rendimiento cuando el Chelsea se quedó en inferioridad numérica. Las cosas del fútbol.
Y Llegaron los cambios. Ancelotti retiró a Rodrygo y sacó a Asensio, que a la postre resultaría decisivo con su tanto al poco de salir. Fue en el minuto 73, jugada ensayada tras saque de esquina, el balón que llega a Vinicius, ve a Asensio quien de fuerte disparo desde la frontal del área coloca un misil al que Kepa no no pudo llegar. El balear se está ganado la renovación que llegará en breve. Modric, antes, también tuvo una ocasión inmejorable para haber marcado, pero su rosca se le fue alta por un palmo.
Ancelotti, se conformó con el 2-0 y dio descanso a Modric y Kroos. Rüdiger, había salido antes en sustitución de Camavinga que fue cambiado por precaución ya que en el primer tiempo fue amonestado con tarjeta amarilla.
Benzema perdonó el 3-0 y ya solo vimos como Rüdiger evitaba el 2-1 en el último instante a Mount. El Madrid no encontró más premio. Algo que hubiese merecido por juego y por ocasiones. Buen resultado, pero corto.
En una semana llega el partido de vuelta en Stamford Bridge, donde en principio no tiene que remontar. Y si tuviera que hacerlo, ya se sabe, el Madrid remonta mejor que administra.
