Hay un dicho que dice que en casa del pobre dura poco la alegría. Una verdad que se cumple en este Real Madrid de la liga, por donde está pasando con más pena que gloria. Digo lo de pobre, no por su presupuesto y su gran capital , lo digo por el escaso juego que están desarrollando esta temporada en la competición doméstica.
Llegaban a Cornellá con la racha de cinco partidos consecutivos ganando, algo inédito en este Madrid actual. Jugaban en un campo muy propicio como es el del Espanyol donde hasta ahora siempre habían ganado. Pero, resulta que fuese por temporal de frío o por las rotaciones, pero el caso es que el Real Madrid perdió por 1-0 ante el Espanyol, cayendo derrotado por primera vez en Cornellá.
Sabemos que el Madrid la liga la tiene imposible, pero de ahí a dejarse ir como un equipo vulgar, media un abismo. Perdió ante el Espanyol, por falta de tensión, de actitud, de predisposición y por una incongruente alineación.
Este Real Madrid no está para experimentos. Zidane todavía no se ha dado cuenta que las rotaciones esta temporada no le están funcionando. Pero él, erre que erre. En Cornellá volvió a las andadas dejando en el banquillo a Carvajal, y dando descanso a Cristiano Ronaldo, que ni viajó.
Cristiano que está en racha debió jugar, pues ya descansó contra el Leganés. Al igual que debió hacerlo Carvajal y hasta Theo que después de su buen partido frente al Alavés, lo normal es que hubiese ocupado el lateral izquierdo en lugar de Nacho, que siempre cumple, pero ese no es su sitio. En fin, son las cosas de Zidane, quien a veces toma decisiones difíciles de entender. Como situar como delantero centro a Sergio Ramos en los últimos minutos, cuando en el campo estaban Benzema, Mayoral, Lucas Vázquez y Asensio (Bale ya había dejado el terreno de juego). Con esta medida, el Madrid solo jugó en esos minutos con un solo central, Varane. Y curiosamente por el sitio que estaba ocupando Sergio Ramos llegó el gol de Gerard Moreno en el minuto 93. Así de fácil. Zidane, en esta ocasión estuvo muy desacertado en sus decisiones, falló en lo táctico y en la estrategia. Con una alineación supeditada al calendario, Bale jugó como único hombre en punta y no funcionó. A su espalda, Lucas Vázquez, Asensio e Isco. Los tres estuvieron muy apagados, sobre todo Isco que sigue recreándose en el regate y retiene el juego. Ningún jugador estuvo a su nivel.
El Real Madrid que pasó por Cornellá fue un equipo mediocre, perezoso y sin chispa. Algo que no se puede permitir. Y eso que comenzó jugando bien haciendo una buena presión y llegando con alegría a la portería de Diego López; pero poco a poco se fue perdiendo en la vulgaridad para terminar a los pies del Espanyol que supo aguantar y asestar el golpe definitivo, con ese gol de Gerard Moreno, un jugador a tener muy en cuenta que marcó todo un golazo. Un resultado a todas luces justo porque el Espanyol le puso el empuje y la energía de la que careció el Real Madrid
Los madridistas se diluyeron con el tiempo. Solo jugaron decentemente los primeros 20 minutos, después la nada convirtiéndose en un equipo sin ilusión, sin tensión y sin tener un rumbo fijo para terminar jugando de una forma desordenada y sin fuste. Cuando al fútbol no le pones espíritu y alma, sucede lo que le sucedió al equipo de Zidane, que pierdes 1-0 contra el Espanyol. Si además de todo eso, tienes un centro del campo sin consistencia y creatividad, pasa lo que pasó en Cornellá.
La falta de fútbol del Real Madrid no la justifican sus ausencias, unas por lesión como son las de Modric, Marcelo,Kroos y el indispuesto de última hora, Casemiro; y otras por decisión técnica como fueron las de Cristiano Ronaldo, Carvajal y Benzema. Algo que no entendimos teniendo en cuenta que el Madrid no ha tenido desgaste en la copa, de la le apeó el Leganés y que no jugará el partido de vuelta de Champions, hasta el 6 de marzo.
Así desde luego no se puede ir a París. Si, ya sé que será otra historia, pero las derrotas no ayudan… Y más después de ver a un mediocre Real Madrid. Allí tendrá que llegar con otro traje y otro ánimo
PD: …Y el cielo se puso a llorar por la muerte de Quini, por un infarto de corazón, leyenda y mito del fútbol español. Tenía 68 años. D.E.P.