Opinión

El milagro de un equipo de leyenda

¡Uff! Con inmenso sufrimiento, una buena dosis de suerte y sobre todo gracias a la portentosa actuación del Keylor Navas, así como a los dos goles de  Benzema y al fallo garrafal del portero alemán, Ulreich, el Real Madrid  estará en su tercera final de Champions consecutiva.

 De nuevo se obró el milagro de un equipo de leyenda que sabe sobrevivir en las peores situaciones. Este equipo es el Real Madrid de Zidane, que ante un extraordinario Bayern Munich puso de manifiesto su capacidad de supervivencia.

En esta ocasión, al Real Madrid lo sostuvo un imperial Keylor Navas que si en el partido de ida ya fue el mejor, en el Bernabéu volvió a ser el salvavidas de su equipo con paradas de todos los colores, sobre todo una que le hace a Tolisso. En el cómputo total de la eliminatoria,el  costarricense ha realizado ocho paradas salvadoras. Junto  a él hay que destacar a Karim Benzema, el goleador imprevisto, que de nuevo en una situación límite volvió hacer acto de presencia, como le sucediese la temporada pasada ante el Atlético de Madrid.

 Los dos antihéroes, Benzema y Keylor han sido la clave de que el Madrid esté  en su cuarta final de Champions en los últimos cinco años. Alcanza su decimosexta final de la copa de Europa. Casi nada.

 El Real Madrid, jugó nada o casi nada. Eso sí, le puso mucho corazón y coraje. Supo sufrir, sobre todo en defensa con los dos centrales (Sergio Ramos y Varane) luchando contra los alemanes que le llegaban por aire y tierra. El experimento de Lucas Vázquez como lateral derecho no funcionó. En Múnich,cumplió pero no es lo mismo hacerlo durante 20 minutos que 90. Coraje y piernas no le faltan, pero estaba sobrepasado y no conoce la dinámica del puesto. Modric, fue el encargado de échale una mano, pero se agotó en el empeño y eso lo notó el equipo en la elaboración del juego. Por la banda derecha llegaba todo el peligro del Bayern con Ribéry y Alaba  entregados a la causa atacante de un Bayern excelso en la determinación,  las ganas y empuje

Zidane, se la jugó todo a la carta de jugarle de tú a tú al Bayern, y prescindió de Casemiro en beneficio de Kovacic. Esta idea tampoco funcionó, porque al jugar el croata y Kroos en paralelo dejaban el centro del campo desguarnecido y de ello se benefició  James, que cuajó un señor partido. Los alemanes se presentaban al área madridista con una facilidad asombrosa. Nadie hacía de pared y pronto a los tres minutos, Kimmich puso el 0-1 en el marcador. El Bernabéu comenzó asustándose viendo las avalanchas de los alemanes que se presentaron con determinación y ambición  en Chamartín, dispuestos a quitarse de en medio a su última bestia negra.

Sin que nadie sepa muy bien por qué, a los 10 minutos en una excelente jugada, el Real Madrid empató por mediación de Benzema. El gol fue precedido de una jugada coral de todo el equipo blanco que dio hasta 28 pases hasta que Marcelo hizo un extraordinario centro al delantero francés, que definió perfectamente de cabeza.

Decíamos, que a parte de saber sufrir, el Madrid también tuvo la suerte de cara. Suerte que el colegiado, el turco Çakir no viese las manos de Marcelo antes del descanso. Un penalti clarísimo que si el arbitro llega a ver lo hubiese pitado, sin ninguna duda.

Con empate a uno finalizó el primer periodo. Una buena noticia para el Real Madrid que había vuelto a sobrevivir a los zarpazos enormes de los alemanes que se fueron un tanto frustrados al vestuario, al comprobar que estaban haciendo todo lo posible para doblegar a los blancos y no eran capaces de ir por delante en el marcador. Más frustrados terminaron cuando finalizó el encuentro. Habían hecho todo, absolutamente todo, y no pudieron, otra vez, con el Real Madrid que cuando se trata de la copa de Europa, parece que está muerto, pero no lo está

En esa estábamos cuando llegó el falló más estrambótico de toda la Champions, el guardameta del Bayern Ulreich regaló el 2-1 al Real Madrid, concretamente a Benzema autor inesperado de un doblete en el momento  que  más lo necesitaba su equipo. El portero alemán entre sí tenía que despejar a una cesión de Tolisso y cogerla con la mano, se hizo un lío y propició que el francés muy listo y espabilado aprovechase el obsequio poniendo por  delante a los madridistas. El Bernabéu respiró un poco. Solo un poco.

 El orgulloso y magnífico Bayern, a pasar del varapalo, no se rindió ni mucho menos. Es más puso más empeño, fuerza, coraje y corazón que nunca.  El Bayern es un equipo con mayúsculas. Su comportamiento fue extraordinario. Se ha dejado del fútbol toque que le exigía Guardiola para con Heynckes volver a sus orígenes con ese fútbol directo y de fuerza que siempre ha caracterizado al fútbol alemán. 

Los de Zidane, intentaron alguna contra que otra, y en una de ellas pudo llegar el 3-1, pero en esta vez  el infalible Cristiano Ronaldo falló una clarísima ocasión a centro de Marcelo.

El Bayern sabía que era a base de goles como podía cambiar su suerte.Y eso fue lo que hizo el equipo bávaro hasta el final del partido, someter a los de Zidane con ataques incesantes y con una fuerza ciega,   al estilo del Madrid  en sus grandes noches de leyenda.

Tanto fue el cántaro a la fuente que al final, James, en el minuto 62 hizo el clásico gol de los ex,aprovechando un rechace donde Kroos hizo la estatua. El colombiano,no lo celebró.

La eliminatoria estaba a un gol de los alemanes para dejar fuera  al Real Madrid. La angustia entonces se apoderó de la afición que se quedó sin uñas por los nervios. A partir de aquí comenzaron los minutos más sufridos  de la historia del Madrid en la copa de Europa. Jamás vi sufrir tanto a un estadio, como el Bernabéu.

 El Madrid no sabía qué hacer ante la presión asfixiante de un Bayern herido en su orgullo de cambiar el destino de los últimos años ante el equipo de Zidane que estaba viviendo una situación agónica. Los alemanes hicieron 22 remates a puerta, sacaron once saques de esquina y tuvieron cerca de un 60% de posesión.

El último cuarto de hora fue de un sufrimiento supino para toda la familia madridista que tenía el corazón en un puño.  Aquí fue cuando apareció el héroe del encuentro, ese hombre que cuando más discutido está, mejor lo hace. Su nombre es Keylor Navas, y es ese hombre tranquilo, lejos de los focos, que aparece en las grandes ocasiones. Keylor, sin ninguna duda, ha sido  determinante para que el Real Madrid esté en la final de Kiev el próximo 26 de mayo.  Una final para un héroe: Keylor Navas.

Pocas veces un pitido final inspiró tanto alivió como el del colegiado turco Çakir al decretar el final del encuentro que finalizó con empate a dos y con el Madrid camino de Ucrania.

Al limite, alcanzó el Real Madrid la final de Kiev. Sigue con su idilio con la Copa de Europa, su torneo fetiche que alcanza de todas las maneras posibles,sea con alharaca o pasando un viacrucis, pero que casi  siempre está. Alcanza así su 16ª final.

La Copa de Europa también se consigue con sufrimiento . El Madrid contra el Bayern no jugó bien, pero hay que resaltar su sacrificio, su fortaleza anímica y su sufrimiento que rozó lo angustioso. En definitiva, que supo sobrevivir al empuje de un extraordinario Bayern Munich.

El Madrid, que dispondrá de 17 entradas, ya espera rival para la final de la Copa de Europa que se jugará en Kiev, el sábado 26 de mayo.

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