Opinión

Noche de terror en el Bernabéu

Del terror y pánico que pasó el Real Madrid junto a su afición, logró sobrevivir en el último instante gracias al penaltí de Benatia  a Lucas Vázquez en el minuto 93, que Cristiano Ronaldo transformó en el 98 tras las protestas encendidas y llenas de ira de los italianos y de su guardameta Buffon, que fue expulsado.

Puede ser un pena máxima rigurosa, pero Lucas Vázquez tenía una posición franca para marcar y fue derribado por el defensor de la Juventus. Así lo vio el colegiado que lo pitó, para escarnio de los italianos que se rebelaron contra su maldito destino. Se veían ya jugando la prórroga donde un gol de ellos valdría el doble. De ahí sus protestas encolerizadas que se llevó por delante a su sensacional portero Buffon, que se despide la la Champions de la peor manera. Una pena,porque en el Bernabéu estuvo como en sus mejores tiempos.

El Madrid se salvó de milagro. Sufrió y cometió muchos errores que le deben servir de lección. Pero también es verdad  que fue inasequible al desaliento, intentando el gol hasta el último suspiro. De nuevo salió a relucir su gen de Champions. Después del enorme partido que hizo la Juventus que a punto estuvo de hacer una remontada histórica, el equipo de Zidane, de una forma difícil de explicar, salió vivo de una noche de terror que tuvo asustado a todo el Bernabéu.

El Madrid sufrió como nunca ante esta Juventus que se presentó en la plaza madridista dispuesto a dar la gran campanada. La escuadra italiana no es un equipo en declive como muchos indocumentados dieron a entender tras la derrota por 0-3, en Turín. Ni mucho menos, es un equipo que compite como pocos, que es todo un campeón de Italia que siempre vende cara la derrota. Su primer tiempo fue muy bueno y estuvo por encima del Real Madrid, que aunque tuvo ocasiones para enmendar la plana de los dos primeros goles de  los italianos, ambos de Mandzukic, que fueron un calco:   centro por la banda izquierda y cabezazo del delantero en el segundo palo.

En los dos tantos, quedó retratada la defensa madridista que estuvo nerviosa e insegura toda la noche. Se echó en falta la omnipresencia de Sergio Ramos, vital en noches como esta.

El caso es que la Juventus con la presencia de Pjanic, la vitalidad y velocidad de Douglas Costa, y la eficacia de Khedira, fue un equipo mucho más ordenado e intenso del que jugó en Turin. Empezó desbocado y utilizando mucho músculo ante los blancos que lo empezaron a ver negro muy pronto, y más tras el segundo gol del croata Mandzukic.

Bien es cierto que el Madrid pudo lograr hasta igualar si le suerte le hubiese acompañado en el balón al poste de Varane y en el uno contra uno de Isco con Buffon, que salvó el guardameta bianconero. Pero también es cierto, que al equipo de Zidane le temblaron las piernas en su propia casa, lo que no deja de ser preocupante.

De los temblores se pasó al pánico cuando Matuidi, en un regalo de Keylor Navas (fallo inexplicable  en un centro sin peligro), lograba igualar la eliminatoria a tres. Faltaba media hora y en el Bernabéu se mascaba la tragedia. La Juve estaba a un gol de lograr algo épico. El panorama le era propicio. Pocos equipos manejan esta situación  como el campeón italiano.

El Bernabéu por entonces, era un cementerio. El silencio se cortaba con un cuchillo. La prórroga amenazaba a los jugadores del Madrid que estaban aterrorizados. Solo Cristiano respondía a ese miedo con orgullo. Orgullo que trasladó a los suyos

La Juventus entonces jugó a manejar los tiempos, gran error, porque el Madrid por entonces tenía el miedo en el cuerpo y con su espera le dio motivos para que los blancos empujaran , aunque eso sí, con más  tesón y ahínco que acierto. Atacaban sin   mucho peligro ante la buena defensa de su rival, pero al menos ponían  cerco al área de Buffon.

Sacaron el orgullo como pudieron. Eligieron morir en campo enemigo, sin pensar que un gol de la Juve significaría su eliminación. Buffon estaba teniendo su gran noche. Pero en el descuento, en ese mítico minuto 93, un balón al área fue cabeceado por Cristiano. Cuando Lucas podía marcar le tocó por detrás Benatia, y el colegiado inglés, Michael Oliver pitó penalti. Riguroso, pero penalti al fin y al cabo.

Las protestas más que airadas  de la Juventus dieron con Buffon al vestuario, sustituyéndole Szcesny. Eso sí, Buffon a pesar de salir expulsado, recibió la ovación del Bernabéu, que en un riguroso silencio y con los nervios a flor de piel, se prestó a presenciar el lanzamiento de  Cristiano Ronaldo, que marcó el tanto que les daba el  pase a las semifinales. Del pánico, se pasó al éxtasis. Nunca una derrota (1-3) sentó tan bien al Real Madrid.

Decía al final Cristiano, tras el sufrido partido, que han recibido una buena lección. Es cierto. Después de muchas celebraciones por la debacle del Barcelona que llegó acompañada por la caída de Guardiola, quien de nuevo cayó en Europa, el Real Madrid y su afición se las prometían muy felices ante la Juve tras el resultado de la ida, favorable a los blancos por 3-0.

Ante esta circunstancia, los aficionados y también los jugadores veían este partido como mero trámite. Hasta que la vigorosa Juventus, sin nada que perder, les hizo despertar de esa falsa realidad.

El Madrid, insisto, no jugó bien. Lo hizo a trompicones sin manejar los tiempos y obsesionado con el gol más que con el juego. Bale, que fue titular en detrimento de Benzema, volvió a defraudar. Modric notó fatiga en el segundo tiempo y  fue sustituido por Kovacic. Casemiro no tuvo ningún protagonismo y en el segundo tiempo dejó su puesto a Asensio. Lucas Vázquez , también al inicio del segundo periodo, entró por  Bale.

En definitivo, que vivimos todo un partidazo que será inolvidable por la valentía  de la Juve, que con 3-0 en contra,  fue capaz de igualar la eliminatoria al campeón de Europa, en su propia casa. Algo que pueden decir muy  pocos equipos, más bien ninguno. También va a ser inolvidable  por el discutido  penalti en el último minuto;  y por la gran película de terror que se vivió en el Bernabéu.

Al final fue un suspiro infinito para un Madrid angustiado y asustado como nunca, que está en semifinales de Champions por octava temporada consecutiva, y por vigésima novena vez en su historia . No debe ser casualidad.

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