Las puertas son uno de los elementos más importantes en una casa. Permiten la entrada y salida de personas, controlan la ventilación y la luz y aportan privacidad.
En cuanto a su construcción, a todos se nos viene a la cabeza la madera y los materiales derivados de ella, junto con plástico, vidrio y metales como el aluminio y el acero. Son los compuestos más habituales, pero también existen otras posibilidades que, aunque algo menos habituales, pueden incluso ser más adecuadas en según qué casos.
¿Cómo está compuesta una puerta interior?
Por fuera, las puertas para interiores no suelen ser tan diferentes unas de otras, pero por dentro es posible que tengan un aspecto muy distinto. En principio, se puede decir que hay dos tipos básicos de puertas para interiores: las puertas con capas superiores de chapa, HPL o CPL y puertas de madera maciza. Veamos las diferencias entre unas y otras y las diferentes opciones que podemos encontrar en el mercado.
Puertas de madera maciza
Las puertas de madera maciza se fabrican exclusivamente con maderas encoladas por adherencia o por capas. Aunque la madera es un material extremadamente estable, se adapta bien a las fluctuaciones de temperatura. No suelen llevar cierre y tienen un aspecto más noble. Estos tipos de puertas son aptos para estancias con grandes superficies, como salones o cocinas.
En cuanto a su precio, las puertas de madera maciza suelen ser más caras que las de otros materiales, pero duran más y son más resistentes. Por este motivo suelen ser puertas empleadas en exteriores y en la entrada principal de la vivienda.
Chapa de madera real
Estas puertas tienen una piel exterior de madera y un interior de cartón con forma de nido de abeja. Según el tipo de madera y de chapa, se obtienen diferentes vetas, matices de color y estructuras. Esto significa que se puede encontrar el modelo adecuado para cada estilo de decoración y concepto de habitación. El lacado multicapa protege la superficie de madera auténtica de la suciedad y los daños.
Suelen ser la opción más económica y ligera en cuanto a peso, pero también la que menor aislamiento ofrece.
Laca blanca
Si buscas una puerta con un aspecto elegante y atemporal, quizás la mejor opción sea una puerta con superficie lacada (blanca). La superficie es especialmente fácil de limpiar y resistente.
Pueden ser mates o brillantes como la seda. La sencillez y la elegancia de estas puertas las hacen adecuadas para cualquier estilo de interior.
Puertas CPL
Las puertas de laminado de presión continua (CPL) se prensan y endurecen con papeles decorativos en un proceso especial. El laminado CPL para puertas, se realiza a base de resina de melamina con aspecto de madera real.
Las puertas son especialmente resistentes y muy fáciles de limpiar. La oferta es muy variada: desde modelos lisos y monocolor hasta un aspecto de madera aparentemente real. Y tienen un precio bastante accesible.
Puertas de HPL
HPL significa laminado de alta presión. Varias capas de papel se empapan en resina de melamina y luego se prensan a alta presión. La capa superior es un papel decorativo que puede tener cualquier aspecto.
El HPL es extremadamente estable e insensible a los arañazos y los impactos. Las puertas de HPL también están disponibles en una amplia variedad de colores y decoraciones. Por su relación calidad-precio, se están convirtiendo en las puertas de interior más utilizadas del mercado en la actualidad.
Puertas interiores de y con cristal.
Las puertas interiores con componentes de cristal tienen la ventaja de que dejan pasar la luz, por lo que se consiguen espacios mejor iluminados, sobre todo cuando las ventanas de la estancia son pequeñas.
Las puertas interiores de una hoja suelen estar compuestas por el llamado vidrio templado de seguridad (ESG, según la norma DIN 12150). Este tipo de vidrio es capaz de resistir las tensiones mecánicas (clase de tensión N) y también aísla del ruido y del calor.