Estos días víspera de la celebración de las fiestas patronales en Almonacid del Marquesado en honor a San Blas y La Virgen de la Candelaria, siempre han sido sinónimo de alegría y de júbilo para todos los almonaceños, pero este año las fiestas se viven de una manera más austera y lejos del jolgorio de todos los años. Jamás se pensó que esta fiesta con tantos años de antigüedad se viera afectada por una situación así, pero las circunstancias así lo determinan.
Almonacid se suma a tantos pueblos manchegos que han tenido que suspender sus fiestas patronales para favorecer la lucha contra la pandemia. Y en esta tercera ola que estamos atravesando, su suspensión ha sido la decisión más difícil y correcta que se ha podido tomar.
“La Endiablada” tendrá que esperar para ser celebrada al 2.022, si todo marcha bien y recuperamos la normalidad tan ansiada por todos. Sin duda, diablos y danzantas volverán el próximo año con más ganas si cabe a celebrar la fiesta tal como se merecen sus patrones.
